martes, 9 de junio de 2015

ORAR...
 
 
 
  • Es despertar a la maravillosa Presencia de Dios.
  • Es experimentar la indestructible Alianza con Dios.
  • Es hacer de Dios el Centro, el Manantial y el Mar de nuestra existencia.
  • Es superar la soledad y sentir la Unidad y Plenitud con Dios.
  • Es reposar en roca firme, en un mundo siempre inquieto.
  • Es sentirse niño en los brazos de la Infinita Ternura de Dios Padre y Madre.
  • Es renacer a cada día, cada momento, en el abrazo íntimo con Dios.
  • Es abrirse con toda gratitud a los sueños de Dios.
  • Es mirar a los demás, el mundo y a los acontecimientos con ojos nuevos y encontrar en todo la Luz Preciosa del Gran Misterio de Dios.
  • Es cambiar la actitud interior de acuerdo con la Voluntad de Dios.
  • Es florecer cada día en el jardín de la vida, al sentir el sol del contacto con Dios.
  • Es liberarse del yugo del automatismo y la rutina, para hacer de Dios la máxima razón de vivir.
  • Es mirar hacia dentro del Corazón y descubrir aquello que es realmente importante y decisivo en el camino que estamos viviendo.
  • Es descubrir que la felicidad no depende en el tener, en el placer... en el poder; sino, de la capacidad de Amar. Es aceptar la vida como un permanente milagro de gratitud.
  • Es desapegarse y profundizar en el Mar de la Libertad, más allá de todas las limitaciones.
  • Es recuperar nuestra energía y nuestros dones, para hacer una escala en el tren de la vida y vincularnos a los demás.
  • Es encontrar a alguien que vele por nosotros en la navegación del barco de nuestra alma.
  • Es intuir que podemos dar los pequeños pasos de cada día con inmenso amor.
  • Es creer que la bondad puede brillar, a pesar de toda la maldad que amenaza nuestra vida.
  • Es aprender a usar nuestros Talentos para crear lazos de bondad, ternura, solidaridad y paz.
  • Es bendecir el Milagro de cada día, de cada persona que encontramos en nuestro camino, de cada pájaro, cada flor, cada abeja...
  • Es la manera ideal para modificar y ampliar nuestra conciencia.
  • Es aprender a manejar y cultivar los sentimientos, comprendiendo el ritmo del Corazón.
  • Es descubrir la ternura en el encuentro, el placer de existir y amar.
  • Es encontrar estrellas en la alborada, a pesar de la nebulosidad del mundo.
  • Es dilatar las fronteras del alma.
  • Es el gran canto de la vida, la música del Universo, la sinfonía de la Creación.
  • Es construir el arco iris de la Paz que brilla, a pesar de las tormentas y de las nubes.
SER CRISTIANO ES DAR TESTIMONIO 
DEL PADRE NUESTRO EN LA VIDA DE CADA DIA.
 
El mayor apostolado no es hablar... ni rezar; sino, SER LA VIVENCIA EJEMPLAR DE LA ORACION DEL SEÑOR.
 
Rezar el Padre Nuestro, es transformarse y transformar al mundo.
 
 
El Padre Nuestro es la Perla de todo el Evangelio, es el Encuentro del cielo con la tierra, de lo Divino con lo humano, de lo Invisible con lo Visible; de lo Personal con lo social; del Reino de Dios con la vida de todos nosotros; de la Voluntad Divina, con la voluntad humana... de la Espiritualidad, con la solidaridad.
 
ES EL ENCUENTRO DE LA BONDAD DEL PADRE
CON EL DRAMA DE LOS SERES HUMANOS

 
 

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